El
perro y el ser humano llevan más de 15 mil años juntos. Esta relación maravillosa
ha trascendido en la naturaleza como la relación de colectividad, mutua
conveniencia, compañía y afecto por excelencia. Todos los que hemos tenido un
perro, sabemos lo que ha aportado a nuestras vidas. Todos los perros que he
tenido y tengo, me han marcado de una manera especial, recuerdo que cuando recién
había fallecido mi compañero de años Spike, en mis momentos de reflexión
analizaba todo lo bueno que había traído a mi esta relación. Fue el perro con
el que me convertí en un especialista en comportamiento canino, era aquel perro
el que me esperaba pacientemente en la casa después de regresar de dar
consultas y diagnósticos de perros ajenos con algún problema de comportamiento.
Me acompañó a eventos, seminarios e incluso a una que otra consulta. Por querer
saber más de él, aprendí mucho de los perros en general, y también aprendí
mucho, incluso de mí. Era increíble como un perro, a través de su amo había
dejado su huella en este mundo.
Comencé
a imaginarme eventos, situaciones, personajes e incluso investigaciones científicas,
que pudieron haber sido originadas por una situación similar. Cuantas cosas que
nos rodean hoy en día, pudieron haberse originado, por el amor de un humano
hacia su mejor amigo.
Los
perros son seres maravillosos, rodeados de una especial sensibilidad y
percepción por las cosas del ser humano. Nadie nos conoce mejor que ellos, son
especialistas en leernos e interpretarnos. Una de las mayores virtudes del
perro, es la empatía. Recuerdo en una ocasión visité una familia, que me llamó
porque el perro, un bóxer blanco de edad joven, presentaba un grave caso de
ansiedad. Al momento de hacer la consulta los familiares me informaron del
reciente fallecimiento de un miembro de la familia, el cual era el más apegado
al perro. Mi diagnostico no arrojó nada grave, pero si un profundo estado de
ansiedad y frustración, por lo que comencé junto con mi equipo a trabajar con
el perro, durante una semana, el perro cooperó de manera adecuada, aunque
estaba bastante desanimado. Inexplicablemente a la semana siguiente, me
llamaron para suspender las sesiones ya que el perro había fallecido. Sin
mayores síntomas, simplemente de un aguda tristeza. No era la primera vez que
me sucedía algo similar, meses antes, consultando a una familia que tenía un problema
con un coker, me contaba que habían tenido un rottweiler que falleció
justamente a la semana de haber fallecido un miembro de la familia. Nunca
pudieron darle una explicación satisfactoria de la causa de la muerte, pero
que, a opinión de la familia, el perro había muerto de depresión.
Recuerdo
que en una ocasión alguien me escribió para contarme, que el hermano sufría de
una especie de deficiencia cardiaca que provocaba espasmos y ataques, y que hacia unas cuantas semanas
que el perro, un chihuahua, comenzaba a realizar los mismos espasmos o ataques,
minutos antes que le sucediera.
Por
otro lado, he recibido llamadas de clientes alarmados porque el perro comienza
a comportarse de manera muy extraña y que justamente les preocupa mucho ya que está por nacer el bebé.
Trabajar
con perros, es sumergirse en un mundo de cordialidad y de realidades paralelas,
de eventos ulteriores, donde todo tiene un significado y las cosas pasan y se
dan por una causa. Es un mundo donde la comunicación es fluida y sincera, sin
egos ni prejuicios, no hay ideas preconcebidas, simplemente el deseo de
entender y ser entendido. He conocido a
muchos perros en mí andar, nunca me he aburrido, ni nunca, ha sido
rutinario un día de trabajo. Me esfuerzo constantemente para encontrar nuevas
respuestas a preguntas, para concientizar del enorme poder e influencia que
puede tener un perro en la vida de una persona. Hay una mística ahí, hay un
poder especial que no podemos negar. El ser humano durante esos 15 mil años se
ha alejado mucho de lo que alguna vez fueron sus ancestros. De aquellos humanos
que habitaban la madre tierra, a la cual respetaban y rendían culto. Pero el
perro no, el perro ha seguido fiel, y eso, entre otras cosas debemos de imitar
y aprender.
Rodrigo Salazar T.
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