martes, 2 de julio de 2013

"Peque"


Lo que nos trae la lluvia!

Cuando se aproxima el verano en la zona en la que yo vivo, suelen suceder dos dualidades muy interesantes. Por un lado es el momento más atractivo para dejarlo todo y escaparse a la playa, y por otro lado es la época del año con lluvias más intensas y constantes. Yo fui en ese verano (2010) de los que se quedaron a soportar lluvia tras lluvia. La lluvia azotaba con una intensidad poco común, la calle estaba completamente inundada, la cantidad de agua que cayó del cielo ese día me extraño tanto, que decidí salir a la puerta de mi casa a constatar con mis propios ojos tal fenómeno. Pero algo que nunca habría imaginado estaba por suceder.
En el frente de la casa de junto, resguardado en el más mínimo espacio de la toma de agua, había un maltes negro temblando de frio y claro de miedo. Sin pensar me acerque a tratar de tomarlo por el collar y meterlo a mi casa. Solo pude dar unos cuantos pasos, un gruñido seguido de varios ladridos me advirtieron que no me acercara más. Yo respondí con obediencia, sin embargo no claudiqué, y comencé a planear otra estrategia. Los días trascurrieron de la misma manera, las estrategias fallaban, mis conocimientos de etología y lenguaje corporal de los perros, estaban dando resultados muy lentos. Durante esta semana me entere que el perro era de mis vecinos y que habían decidió echarlo ya a la calle…las razones no las conozco aún el día de hoy, pero supongo varias. Por supuesto el plato de comida y agua que dejaba afuera en la banqueta inmediatamente se vaciaba…yo tenía una forma de espiar que en realidad fuera él quien se comía la comida, y así era. Basta decir que el estado físico del perro era triste, demasiado flaco, con nudos en todo el cuerpo, con una invasión sería de pulgas y garrapatas. Todo el lenguaje corporal del perro, mostraba signos fuertes de miedo, estrés y con este tipo de perros siempre hay que actuar muy cautelosamente. Los esfuerzos rindieron fruto a los 10 días. Ya podíamos compartir el mismo espacio, así que decide arriesgarme y  jugarme el todo por el todo. Repentinamente lo tomé del collar podrido que tenía alrededor del cuello, el perro se paralizó por completo. Acto seguido lo lleve a mi manguera y comencé a bañarlo, no voy a hablar de las garrapatas y pulgas que tenía en todo el cuerpo, porque cualquiera pudiera imaginarlo, simplemente el agua que caía de su cuerpo era totalmente negra, en uno de los ojos tenía una pequeña infección. Al día siguiente lo lleve al veterinario a que lo revisaran, y lo raparán. Increíblemente el perro estaba sano, salvo porque se encontraba anémico.
Entonces ahí comenzó el proceso más difícil, rehabilitar al perro. No es fácil rehabilitar perros que han sufrido violencia por parte de humanos, la asociación es fuerte, independientemente el estrés post traumático que vive un perro en situación de abandono. El mundo fuera de la casa es un lugar hostil en todas sus formas. Mi esposa decidió llamarlo peque, yo propuse Wall-E en comparación con la historia del solitario robot de la famosa película animada de Pixar. Peque ganó obviamente.
La rehabilitación tomó tiempo, y mucho trabajo, sin embargo el agradecimiento y lealtad del perro se podía palpar, era concreto, se podía tocar.
Hoy en día Peque es parte integral de mi familia, no imagino mi vida sin él debajo de mis pies o mirándome con ojos de caricatura. Es uno de mis grandes ayudantes en mis tratamientos con otros perros, puesto que tiene un gran sentido de socialización y de entendimiento de las situaciones que se generan alrededor de su entorno. Es un perro obediente que conoce muy bien las palabras que se le dicen, extremadamente cariñoso con personas y perros. Fue el primero en recibir a Buda cuando este llegó, también adoptado, a mi casa de 3 meses. Fue su mentor y guía en su adolescencia. Durante los malestares del primer trimestre del embarazo de mi esposa, Peque fue un verdadero enfermero, corría inmediatamente al interior de la casa cuando escuchaba los síntomas de nauseas en ella. Se quedaba a la puerta del baño a esperar que todo saliera bien. Luego se recostaba junto a ella y se quedaba así durante varias horas. Así que bienvenidas lluvias de verano!!!!

Rodrigo Salazar T.
Peque comiendo en el plato que ponía en la entrada a mi casa.

Peque "cubriéndose" de la lluvia!
PEQUE HOY EN DÍA!!!!!