viernes, 25 de mayo de 2012

LA DOMINANCIA Y EL CASTIGO




Hoy en día en el círculo académico de etología y de entrenadores preparados y profesionales, está muy en boga, el método de educación o entrenamiento en positivo. Esto es instaurar en el perro determinadas órdenes o comportamientos ante los cuales se produce una recompensa o un premio. Por otro lado nos encontramos también con aquellos que defienden la tesis del castigo como modo de entrenamiento, y aquellos que, ignorantes del tema, suponen que todo comportamiento del perro se debe a una sola causa: la dominancia. Cuando nos topamos con algún perro desde el punto de vista de paciente (Consulta etológica) o bien de alumno (Adiestramiento), primero debemos de hacer un análisis exhaustivo del perro, de su entorno, de sus años de cachorro y juveniles, su historial clínico, así como de su relación con el humano y con otros de su especie. De esta manera nos formamos un panorama mucho más amplio del individuo que tenemos enfrente. Pensar que todos los perros son lo mismo, es un gran error, hay generalidades claro está, pero también hay individualidades. Entre los factores que podemos observar será el tipo de individuo con el que próximamente vamos a trabajar, si es un individuo miedoso, agresivo, juguetón, o bien si su nivel de tolerancia es alta, si se frustra rápidamente, si titubea o es seguro de sí mismo, entre otros.
En base a este conocimiento (por supuesto se escribe mas fácil de lo que es) podemos planear el tipo de tratamiento que vamos a seguir o bien del entrenamiento que vamos a aplicar, esta es la manera correcta, profesional y ética de hacerlo, según mi opinión. De la misma manera en la que un niño se opondrá a asistir a la escuela si en ella encuentra violencia o malos tratos de la misma manera el perro evadirá las sesiones de entrenamiento si en ellas encuentra castigos, (patadas en un costado, golpes entre las costillas, alpha roll over, sujeciones entre las mandíbulas, jalones de correa indiscriminados, espray con agua o vinagre, confrontaciones, etcétera) de tal suerte, que lejos de adiestrar o tranquilizar al perro, lo estaremos llevando a un terreno donde la agresividad se incrementa, de la misma manera en la que las personas golpeadas o violentadas repetidamente tienden más a la agresividad. Las facultades de Veterinaria y Psicología de la Universidad de Pensilvania, comprobaron que el uso de métodos aversivos y violentos durante el entrenamiento, incrementa considerablemente la agresividad. El perro responde de manera negativa ante métodos negativos.
Entonces ¿Cómo debo de corregir a mi perro? Las correcciones siempre se deben de hacer en proporción a la falta cometida del perro (es muy importante saber cuando realmente es un comportamiento negativo) y de manera siempre autoritaria pero tranquila. Es fundamental siempre dejar en claro que es lo que puede hacer y que no puede hacer, cuando el perro haga algo bueno tendrá una recompensa, cuando haga algo no tan bueno o malo, recibirá un NO, será separado del grupo durante un tiempo, se detendrá toda actividad con él, entre otras. Pero lo más importante es que nuestra autoridad sea inquebrantable y coherente sobre todo, no podemos ser comodines, “un día hago esto y otro día hago lo otro”, improvisar en la educación y en el entrenamiento es la peor estrategia, independientemente que es una bomba de tiempo.   
Ahora bien respecto a la dominancia, he escuchado mucho los términos “si entra primero que tu es dominante, si camina delante de ti es dominante, si gruñe, ladra, muerde, marca, duerme, despierta, respira, come, es dominante….” Por supuesto este análisis además de equivocado, muestra una supina ignorancia en el comportamiento canino. Predispone al humano a una relación donde el conflicto físico y emocional con el perro se vuelve una constante. No digo que el perro no debe de ser jerarquizado desde el primer día que está con nosotros, pero la implementación de la autoridad y el famoso liderazgo nada tiene que ver con patadas, sonidos y posturas amenazadoras o bien desafiantes. Lejos de lo que se cree los individuos dominantes, los “líderes”, son tranquilos, seguros de sí mismos, autoritarios e imponentes. Las diferentes conductas “anormales” que se observan en un perro, no necesariamente están ligadas a una debilidad por parte del humano y a una supuesta superioridad por parte del can. Existen muchos factores que pueden provocar la aparición de problemas de conducta en el perro, pensar que el génesis de todos ellos es debido a la dominancia, es tan erróneo como afirmar que todos los humanos lloramos por las mismas causas o motivos.
Por último propongo a todos los dueños de perros que eduquen correctamente a sus mejores amigos, siempre bajo la línea del respeto, la autoridad serena, y la coherencia tanto en el trato como en las órdenes y reglas. Que en caso de tener problemas en casa se acerquen a verdaderos profesionales en comportamiento y conducta canina. Si queremos ser los verdaderos líderes debemos de predicar con el ejemplo, un ser humano que pega, patea, jalonea y pelea…es un individuo inestable, y a quien no vale la pena seguir.

RODRIGO SALAZAR T.